La vida le dio un beso a la muerte
Y ella, enamorada, se volvió ciega a la tétrica naturaleza de su corazón. Pero jamás se rindió. Determinada y llena de fervor, decidió invadir su espíritu, solo para dedicarle una canción que lo embrujaría por generaciones, plantando la semilla de las emociones más bellas, que florecerían bajo sus pies.

"Alto, más alto, y todavía más allá,
quiero volar hasta encontrarte una vez más,
quiero sentirme vivo de verdad.
Dime a dónde vas, y te seguiré,
solo para acercarme y decirte:

Alma, mente, cuerpo y corazón
finalmente me revelan quién soy.
Me enseñan de dónde vengo y hacia dónde voy.
Ojalá nos volvamos a encontrar,
y en el cielo nos podamos abrazar.

Alma, mente, cuerpo y corazón
me enseñan quién eres, y por qué te debo amar.
Eres la fuerza que me empuja hacia el más allá.
Que nuestros cuerpos se encuentren una vez más,
y una tormenta se vuelva a desatar,
donde las demás emociones puedan descansar.

Que lo nuestro vuelva a germinar,
y bajo mis pies encuentre el rocío bendito de vida,
ese que una vez acarició
la tétrica naturaleza de un noble corazón muerto.

Ya sea dentro de ti o de mí,
volveré a nacer,
un fuego maldito que no se puede extinguir.
Una melodía embrujada que invade mi ser,
y que heredo para dejártela a ti.”

Su canción alcanzó los pies de Dios y, conmovido, por primera vez sintió envidia. Sin embargo, en su infinita compasión, jamás los volvió a separar. Aunque nunca podrían estar juntos, siempre se complementarían: en vida y muerte, en día y noche, en cielo y tierra, en alegría y agonía.

Una canción que ningún sentido podría percibir jamás. Solo los frenéticos ritmos de un corazón enamorado podrían interpretar las últimas palabras de un alma que lloró en vida, pero amó en la muerte:

"Todavía puedo recordar el dolor de un fuego infernal,
que arde hasta la médula y me hace estallar.
Ven, vuélveme a tocar.
Quiero sentir tu dolor una vez más,
y acompañarte hacia el más allá.

Alma, mente, cuerpo y corazón
destruyen a la razón,
dejando solo estragos de emociones rotas,
dispersas por un cuerpo herido
que un día florecerá en algo nuevo.

Entonces las futuras generaciones podrán contemplar,
un amor que trasciende y logra germinar,
Y bajo sus pies nacerán las emociones más bellas.

Ya sea dentro de ti o de mí,
estoy seguro de que encontrará su lugar.
Su ritmo nos va a invadir.
Melodía embrujada que encantará al corazón,
y nos llevará hacia un jardín eterno,
donde nuestro amor, por fin,
florecerá."

 

-          José Joaquín Díaz.