Nuestros actos no pueden cambiar el mundo, pero la acción correcta de la persona indicada puede cambiar nuestra vida. Nadie prometió que la vida fuera igual de pacífica y bella que un paseo por el jardín del Edén. Al contrario, es más semejante a ir descalzo por un jardín de rosas cuyo color apasionado le da un significado a nuestra búsqueda, pero cuyas espinas raspan y lastiman nuestros pies. Sin embargo, no existen metáforas suficientes para simplificar algo tan irónico como lo es la vida. En este mundo existen supervivientes que buscan el beneficio y privilegio propio y que, sin importar el coste o sacrificio que les exija, seguirán y lucharán con el objetivo de ser quienes se alcen por encima de todos, como una hiena que orgullosa alza su hocico en una cumbre que debajo no tiene nada más que extinción y violencia. También existen leones que orgullosos avanzan y prosperan por un sendero que no cuestionan, pues creen y aseguran es el correcto, solo para alzarse tímidos e inseguros en la cumbre con miedo de mirar hacia abajo, pues no saben si hay muerte y violencia o prosperidad y abundancia.

Luego estoy yo, no sé si soy más semejante a una persona o un animal, pero puedo asegurar que he escalado por ambas cumbres, una llena de violencia y perdición, y otra con paz y redención, todo con el fin de alzarme orgulloso, pues no necesito a nadie que contemple ni observe el camino que escogí y el final que me ha asignado. La perspectiva que tengo de la vida es el fruto de las experiencias y filosofías que he aprendido y he convertido parte de mi esencia, de mi naturaleza.

“Todo lo que sabemos es todo lo que somos…”

No podemos ignorar o negar la naturaleza, y el cambio es algo natural. Cada quien toma y aplica esto como quiere y le beneficia. El mundo siempre está cambiando y evolucionando, sea para bien o para mal. Sin embargo, soy un hombre cuya vida y naturaleza ya es muy anticuada y ambigua para los tiempos que corren y están por venir. Pero no quiere decir que no me siento orgulloso de ser el hombre que soy, pues incluso en el final puedo ver en el horizonte lo que necesito y debo ver.

“Cuando la luz de la mañana llega a mí, puedo contemplar lo que antes no vi y me pregunto si por mi forma de ser me convertí en el cazador que se volvió la presa…”

En un mundo en el que soy algo desechable y completamente reemplazable, pero aún conservo aquello que me hace único y será la herencia que deje para el porvenir, mi capacidad de convertir lo que ya conozco y escuché a mi imagen y semejanza para que su esencia forme parte de la mía en un modo que yo y unos pocos conocen.

“Aquel que obra bien encuentra satisfacción en el conocimiento de que ha obrado bien, y no en los placeres que a este le siguen…”

Puede que no sea un experto conocedor de la moral, pero no necesito reconocimiento o compensación por las cosas que hago, ya que hay veces en las que ni siquiera sé por qué las hago. Solo sigo mis impulsos y mi instinto, y puede que no sea nada honrado, pero soy muy honesto y eso me es suficiente para dormir sin ningún remordimiento y despertar al día siguiente y seguir con mi camino.

“El hacer bien a villanos es como echar un cubo de agua al mar…”

¿Qué significa redención? Pues no sé muy bien qué es lo que realmente significa, pero sí cómo se siente. Se siente como un ciervo que con desesperación corre por un prado mientras sus pezuñas imponentes y agraciadas perturban el césped y el aire a su alrededor, huyendo de un cazador que lo persigue paciente y determinado, pero que al final es acorralado por un lobo que devora y engulle su orgullo y obstinada persistencia. Finalmente, el lobo y el ciervo se miran fijamente a los ojos y cada uno sigue por su camino, y el animal agotado y exhausto puede detenerse cerca de un río y prosperar un día más.

Hay muchas emociones y sensaciones que no puedo explicar, y la única forma de entenderlas es sentirlas y comprenderlas de la misma forma en como la salvaje naturaleza se comprende y entiende a sí misma.

- José Joaquín Díaz.