Despojo

septiembre 29, 2025

Del dolor provengo y a él volveré; del despedazado me construyo, tomando sus despojos para regalarme identidad.

Yo nací sin gracia o virtud; entre sus campanas me escabullo, fingiendo que soy parte de ellos, para disimular humanidad. Contemplando indiferentes el desborde de mi voluntad, muriendo en cada hemorragia, cada una más débil y marchita que aquellos sueños que solo existen en papel. Aquellos que buscan ascender de lo profundo, que se pierden en mis llagas; mientras mi deseo más rotundo es adentrarme peligrosamente en las profundidades de mi espíritu enfermizo.

Una ausencia de integridad destruye el deseo de retornar; la virtud de redimir la valía del fracaso y el coraje de permanecer.

Yo nací sin propósito o misión; indulgente y déspota, persiguiendo las trovas más allá de la afición. Anhelando crear maravillas de plenitud exquisita, pero no para su contemplación; he de buscar muerte para bautizar de sentido mis estrofas. Yace perdido, más allá de los versos, la reconquista de títulos insignificantes que no constituyen el precio de mi alma; más allá de lo que debo ser en comparación con lo que soy. Sin pretender ser el capricho de mis impulsos o de la carne, he de abandonar…

El yo no es tan ingrávido, ni tan completo e ininterrumpido; coronado por una obertura audaz y más allá.

Yo nací sin pertenencia o amor; arruíname en pasiones efímeras, muéstrame ante tus ojos insípidos un reflejo inocuo de torpeza y ternura. De la inocencia provienen las más tiernas crueldades, que se distinguen por su ausencia de resiliencia; no ha de ser mi culpa si jamás te obligué a amarme. Si bien es espinoso, asfixia más que ausentarse. Sin testigos, los escritos siempre perdurarán en lo profundo, ahogándose en mis llagas donde reposan dóciles, al aguardo de ser tarareados una vez más.

Engalánate de belleza y motívate a retribuir; los devotos distinguen su triunfo en su dolor, pues es para sí mismos y nadie más.

Yo nací sin autenticidad o verdad; su presencia dista, de no ser por su fragancia, del cosmos umbrío y acogedor que me refugia huérfano. Mientras perciben sus plegarias declaradas, yo persevero plenamente en mis virtudes. Sin heredarlas, y siendo ignotas, carecen del amparo incondicional de padres que jamás contemplan por debajo de sus tronos. Se avergüenzan de ver cuánto nos han abandonado, a merced de la incertidumbre y el porvenir.

Laurel a los beneméritos, que encandilan con sus trovas; epopeyas inefables sobre aflicción y beatitud, próximas a una identidad humana.

Yo soy, vehemente en retribuir a través de mí; loar la perfección en lo extraño, en lo ridículo, en lo insólito, en lo aborrecible. Interpretar el excepcional extraordinario: ser humano. Engendrar la Summa Composición y crear identidad a un espíritu enfermizo, huérfano en la umbría. Anhelando perseguir las trovas que perduran en lo profundo, ahogándose en mis llagas, donde reposan dóciles al aguardo de concebir su propia vida, y redimir los sueños marchitos. La exótica búsqueda extraordinaria de lo excepcional, de ser más que humano.

- JoséJoaquínDíaz. 

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