¿Por qué escribes?

octubre 11, 2021

 


¿Por qué escribo...?

La verdad, no lo sé. Es muy difícil de explicar, ya que a veces es solo un impulso, un impulso fuerte que me inspira y me hace levantar de la cama para escribir. Dentro de mí existe algo que grita fuerte y me dice que me exprese, que busque una forma de ser escuchado no solo por otras personas, sino también por mí...

Solamente es un medio de expresión, no tiene nada trascendental ni especial. Yo le doy la chispa que lo convierte para mí en algo especial y extraordinario. Por eso, muchas personas a mi alrededor también creen y aseguran que es especial. Como dije, esto solo es un medio de expresión, una forma de comunicarme y entenderme gracias a un método que opté por pura casualidad. No hay una gran historia detrás, no hay nada...

Recuerdo un día estar en mi casa y sentirme repleto de emociones, sensaciones y momentos que no podía expresar de forma clara y sencilla. Lo único que hacía era balbucear y explayarme mucho con arquetipos superfluos sin ninguna conclusión clara, pues no me entendía a mí mismo y, por lo tanto, no era claro con lo que quería expresar y comunicar. Incluso hoy día sigue siendo así.

A veces puede ser muy complicado expresar y mostrar nuestras emociones, más complicado es cuando se trata de un artista, pues no basta con simples palabras o gestos, ya que existe algo más. Es un llamado a la aventura que invita a la experimentación, a arriesgarse e improvisar, todo con el fin de mostrar algo único y auténtico. No se trata simplemente de un medio de comunicación o cuatro oraciones bien puestas en cinco líneas en cada párrafo. Para mí, es la forma más pura y honesta que tengo a mi disposición para plasmar lo más honesto y sincero que reside dentro de mi corazón. Cada persona lo entiende e interpreta a su manera y le da el significado que corresponde, ya que para muchos no llegan a más que simples palabras puestas en un texto.

Cuando era un niño, recuerdo momentos en los que me quedaba quieto mirando a la nada, reflexionando y meditando sobre lo increíble que es estar vivo, y lo sorprendente y afortunado que soy al tener la oportunidad de experimentar todo lo que me rodea; poder respirar y sentir mis pulmones llenos de oxígeno, tocar algo con mis dedos y sentir cada roce que tenía con un objeto, lo feliz que soy al ponerme audífonos y escuchar música fuerte que entra en mi cabeza y sacude ferozmente todo sentimiento que se encuentra reprimido.

Soy una persona que no comprende ni entiende bien las emociones. Me cuesta darle un significado lógico a algo tan complejo que ni siquiera los científicos o psicólogos más grandes han podido entender todavía, pero no necesito entender algo que siento.

Cada vez que enciendo la computadora para escribir, dejo de ser yo mismo, dejo a un lado todo aquello que me hace humano y me vuelvo algo más, algo que ni siquiera yo puedo entender o explicar todavía. Me convierto en el protagonista de cada historia, de cada sueño, de cada carta...

Solo un artista sabe con exactitud a qué me refiero. No se trata de adularme o verme mejor que los demás. Solo estoy siendo sincero con lo que siento y me nace desde adentro. Vivo y siento asombrado de la misma forma en cómo me asombraba y vivía cuando era un niño y me quedaba firme mirando al cielo, emocionándome por estar vivo. Pero eso solo sucede cada vez que escribo. El resto del día soy como el pez que intenta alcanzar el océano y no se da cuenta de que ya está ahí, pues solo ve agua a su alrededor.

Existen emociones que no somos capaces de comprender, y algunos prefieren enmudecer y reprimir, pues es más fácil hacerlo que tomarse una hora o más para entender y expresar algo que la lengua no conoce todavía. Y existen quienes buscan en el arte sacar a relucir todo aquello que tanto tienen reprimido, y de esa forma, la música, la pintura, la escultura, el teatro y la carta más simple adquieren una chispa que los vuelven algo único.

No importa cuánto me esfuerce e intente, nunca puedo hacer que las personas vean y sientan de la misma forma en cómo yo veo y siento las cosas. Y es más complicado todavía, pues a lo largo del día yo tampoco entiendo bien cómo veo y siento todo a mi alrededor. Es difícil y confuso, pero así es la vida. Lo que sí puedo hacer es sentarme a escribir y estar cada vez más cerca de poder entender ese significado y explicación que necesito para sentirme completo conmigo mismo. Pero estoy convencido de que lo emocionante es la búsqueda y no el tesoro en sí.

Entonces... ¿Por qué escribo?

Pues ni yo lo sé. Al final, es solo un impulso, un impulso que me invita a reflexionar, pensar y no solo reaccionar, un deseo intenso de volver a perderme en mi imaginación de la misma forma cuando era un niño, plasmando y recreando cada momento que se transforma en un sentimiento guiado con ternura por la mente de un joven artista. Y así, me convierto en el protagonista de otra historia que relato y expreso en forma de texto, donde mi corazón se puede abrir y puedo ser quien soy sin miedo a ser juzgado. Y aun así me quedo corto, pues todavía hay mucho más que quisiera expresar y compartir.

¿Quién soy yo? Puedo ser cualquiera, menos un cobarde. Puesto que, aunque quisiera, ningún héroe puede huir de su propia historia... Y me encanta tener mil historias diferentes y ser el protagonista de cada una de ellas.

Para concluir, quiero terminar con mi frase favorita de la que, para mí, es la mejor película que he visto y se ha hecho...

“No cualquiera puede ser un gran artista, pero un gran artista puede venir de cualquier lado.”

Brad Bird. (Director). (2007). Ratatouille (Película). Walt Disney Pictures.

 

- José Joaquín Díaz.  


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