Un huracán de emociones nos ha acontecido en donde vivimos y experimentamos los más grandes y fenomenales sentimientos, aquellos que la boca no expresa sino el cuerpo, aquellos que generan un entusiasmo colosal y que me dejan inquieto, siento vibrar mi cuerpo y mundo entero, no puedo parar de sentirlo, no puedo parar de vivirlo.

Una tormenta de conmociones está cerca, una que no quisiera que culmine, que de hecho anhelaría que me lleve consigo a donde vaya, a donde quiera que ella cese.

Exaltado está mi corazón inquieto por lo que vaya a suceder y temeroso por cuanto vaya a doler, aquel increíble e inconcebible golpe de proporciones astronómicas, que poco a poco se acerca y acerca, y que promete estremecerme la vida entera.

No tengo miedo, de hecho, me hallo entusiasmado, puesto que los segundos no son suficientes para contar el tiempo en el que aquel fenómeno sentimental nos vaya a conmover: ¡quisiera que ya llegue! y que al momento de impactar tenga la dicha de volver a respirar.

No es fácil, ya que al igual que en la Odisea, me veré envuelto en un sinfín de aventuras y encrucijadas de épica categoría, en donde debo mostrar mi valía para ser digno de ser tuyo algún día. Toma mi mano y no la sueltes, ven conmigo y entremos juntos al ojo del huracán, para en esta voraz y fascinante tormenta, permanecer juntos como aliados, amigos y amantes, los dos muy enamorados.

Si alguien va a salir lastimado voy a ser yo, seré yo quien detenga todas tus balas, seré yo quien reciba tus sombras, seré yo quien confronte a todos tus temores, juntos de la mano completamente agazapados en donde confío en que no saldré vulnerado, puesto que es tu afecto el que me ha inspirado, y porque tengo la certeza de que mi corazón está en buenas manos. 

Un acontecimiento de magnitudes colosales se halla cerca, en donde será el cuerpo quien nos hable, con un ritmo y sensación espectacular, en un lenguaje incomprendido para los demás, en donde seremos solo tú y yo, quienes sobrevivamos al huracán. El huracán del sentimiento y pasiones, aquel cuyo impacto es tan grande, que destroza las demás emociones, dejando solo una, que perdura y vive durante siglos, aquella que nos mantiene unidos y fuertes, y que prometo proteger y resguardar para que nadie jamás me la vaya a quitar.

Mientras estés a mi lado nuestro lazo juntos siempre será más fuerte que cualquier tormenta que nos vaya a acechar, y no tengo miedo de sufrir los más grandes riesgos y acontecimientos, no si es con el fin de verte brillar cual lucero, aquel que siempre es la estrella más grande en mis noches más oscuras, aquella que alumbra y enciende mis noches con su característica ternura.

 - José Joaquín Díaz.