La noche brilla
octubre 27, 2021Por primera vez puedo sentir
la noche; estoy soñando, pero mi instinto despierta en el palacio de las
delicias. Mis ojos se han abierto en el plano de los sueños donde todo lo que
no es tangible en el mundo real adquiere forma y es palpable ante nuestros
arcaicos sentidos.
Mis manos perciben en el
tacto los sentimientos que tu cuerpo inconsciente manifiesta; al pasar con
delicadeza la yema de mis dedos en torno a tu abdomen, ligeros temblores hacen
presencia y reaniman la chispa de alegría que anida en mi mente y corazón.
Puedo oír con total
claridad tu voz susurrándole cosas a mi corazón, atacando sin misericordia mis
inseguridades más profundas y destrozando hasta la fibra más sensible de cada
una de ellas, liberándome así por meros instantes de los agobios que me apresan
en el mundo real.
Saboreo la libertad con
cada beso tuyo, simulando de forma exacta la adrenalina y dopamina que siente
un prisionero a punto de ser ejecutado, pero logra escapar en el último
segundo, abriéndose paso en el mismo mundo que lo condenó y que ahora ya no es
su hogar, sino un refugio.
Al oler tus manos, tu
cuello, tu pecho y más profundos miedos, intento comprender, alcanzar y
percibir las fragancias como tú lo haces; las fragancias que solo una persona
enamorada de la vida percibe y disfruta como nadie lo hace.
Pero, más importante que
todo lo anterior, contemplarte es el momento y la experiencia más gratificante.
Me siento inspirado y motivado a decirte lo que nunca le había dicho a nadie en
un idioma desconocido para los ignorantes y mortales. Deseo hablarte en una
lengua extinta que solo antiguas deidades recuerdan; deseo seguir bailando
entre sueños y mentiras, pues soy adicto a esta clase de dolor.
Te voy a encontrar, en
algún otro sueño quizás, pero no te voy a abandonar; no hasta perder todo
atisbo de esperanza, no hasta perder mi fuerza, mi consciencia, mi cordura, mi
cuerpo y alma en el proceso. Pero la eterna pregunta es… ¿cómo no hacerlo?
Nunca dejaré de buscar, y
con determinación y coraje me arriesgaré y adentraré en mis más profundas
pesadillas, todo con el fin de llegar hasta ti. Me he vuelto adicto a las
sensaciones que me provocas y aunque me destruya y consuma poco a poco, seguiré
buscando, seguiré intentando y no me detendré, pues cada vez te siento más
cerca, pero, en consecuencia, me siento más ido en vida.
La sinfonía de tu cuerpo
mantiene y sigue el delicado ritmo del pasto que, a su vez, es tiernamente
acariciado por las delicadas brisas de otoño en una noche donde la única
estrella que resplandece y da brillo al lugar eres tú, con tus afables y
exquisitos movimientos perfectamente coordinados al rítmico palpitar de mi
deshidratado y lúgubre corazón.
0 comentarios